Un camino sin rumbo alguno, un camino con principio, un camino sin final.
No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías
sí pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y oasis.
Nos derriba, nos lastima,
nos enseña,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra,
la poderosa obra continúa:
Tu puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar,
porque en sueños es libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores:
el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso.
No te resignes.
Huye.
"Emito mis alaridos por los techos de este mundo",
dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,
pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta del pánico que te provoca
tener la vida por delante.
Vívela intensamente,
sin mediocridad.
Piensa que en ti está el futuro
y encara la tarea con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes puedan enseñarte.
Las experiencias de quienes nos precedieron
de nuestros "poetas muertos",
te ayudan a caminar por la vida
La sociedad de hoy somos nosotros:
Los "poetas vivos".

Hablamos muchos, pero no siempre entendemos el valor de las palabras.
Una palabra puede ser más potente que una lluvia de misiles, porque una palabra dicha, o no dicha, gritada o susurrada puede desatar una revolución.
Uno no se da cuenta de todo lo que tiene para decir hasta que empieza a decirlo.
Las palabras están ahí, atrapadas en tu cabeza, quieren salir, quieren ser dichas, quieren ser gritadas.
Para eso sirven las palabras, para ocultar lo que sentís.
Uno cree que las palabras dan respuestas, pero dan algo más poderoso: preguntas.
Decir algo es muy potente, pero más potente aun es no decirlo. Porque el silencio también tiene palabras, pero son palabras guardadas, elegidas, que esperan pacientes el momento de ser reveladas.
Pero las palabras cuando llegan te despiertan.
Las palabras pueden distraer, engañar.
Las palabras son pensamientos que se convierten en acción.
Las palabras están ahí, vírgenes, listas para ser usadas.
Las palabras provocan, inquietan, movilizan.
¿De quién son las palabras que decimos? ¿A quién pertenecen? ¿A uno, a varios o a todos?
¿De qué sirven las palabras si uno las dice y nadie del otro lado las recibe?
Sin palabras no hay silencios. Y sin silencios no hay palabras.
Muchas veces no sabemos por que callamos, y muchas más no sabemos por qué hablamos.
Estamos en silencio, guardándonos las palabras hasta que algo, alguien nos hace hablar.
Hay tantas palabras, Y sin embargo muchas veces nos quedamos mudos, sin saber que palabra usar.
Dicen que una imagen vale más que mil palabras, pero cuando una palabra tiene valor puede contener mil imágenes.
Hay que creer y confiar en el valor de las palabras.
Uno no se da cuenta de todo lo que tiene para decir hasta que empieza a decirlo.
Las palabras están ahí, atrapadas en tu cabeza, quieren salir, quieren ser dichas, quieren ser gritadas.
Para eso sirven las palabras, para ocultar lo que sentís.
Uno cree que las palabras dan respuestas, pero dan algo más poderoso: preguntas.
Decir algo es muy potente, pero más potente aun es no decirlo. Porque el silencio también tiene palabras, pero son palabras guardadas, elegidas, que esperan pacientes el momento de ser reveladas.
Pero las palabras cuando llegan te despiertan.
Las palabras pueden distraer, engañar.
Las palabras son pensamientos que se convierten en acción.
Las palabras están ahí, vírgenes, listas para ser usadas.
Las palabras provocan, inquietan, movilizan.
¿De quién son las palabras que decimos? ¿A quién pertenecen? ¿A uno, a varios o a todos?
¿De qué sirven las palabras si uno las dice y nadie del otro lado las recibe?
Sin palabras no hay silencios. Y sin silencios no hay palabras.
Muchas veces no sabemos por que callamos, y muchas más no sabemos por qué hablamos.
Estamos en silencio, guardándonos las palabras hasta que algo, alguien nos hace hablar.
Hay tantas palabras, Y sin embargo muchas veces nos quedamos mudos, sin saber que palabra usar.
Dicen que una imagen vale más que mil palabras, pero cuando una palabra tiene valor puede contener mil imágenes.
Hay que creer y confiar en el valor de las palabras.
Es fácil renunciar,
mentirse y no intentar
decir que es imposible
conseguir lo que soñás.


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