- Expresar sentimientos, es arriesgarse a mostrar tu verdadero yo.
- Exponer tus ideas y tus sueños, es arriesgarse a perderlos.
- Reír, es arriesgarse a parecer un tonto.
- Llorar, es arriesgarse a parecer un sentimental.
- Amar, es arriesgarse a no ser correspondido.
- Vivir, es arriesgarse a morir.
- Esperar, es arriesgarse a la desesperanza.
- Lanzarte, es arriesgarse a fallar.

El destiempo.
Todo llega”, dicen… y es verdad. El problema no es si llega, sino cuando llega. A veces las cosas llegan cuando ya es tarde. Otras veces lo que esperas llega antes, cuando no estas listo. Todo tiene su momento, antes o después de ese momento, nada prospera. El destiempo son dos calles que nunca se cruzan. El destiempo es llegar cuando la fiesta termino. El destiempo no es solo que algo te llegue tarde, es también llegar tarde a eso; es no tocar a tiempo la nota justa. El destiempo es perder el tren. El destiempo es un perdón que llega tarde. El destiempo es como una fruta verde, amarga. Cinco segundos antes puede ser el momento ideal, cinco segundos después, el peor momento. El destiempo es un desencuentro, es sabiduría que llega cuando ya no la necesitas. El destiempo es una tarde fría en verano, es lo opuesto al lugar y la hora indicada. El destiempo es una discusión entre sordos. El destiempo, es una ironía .

La vida tiene sus fases; cuando eres pequeña te ilusionas leyendo cuentos de princesas, con sus diamantes y sus cabellos dorados, en las que en ellos esperan a su príncipe azul, un encantador príncipe capaz de todo con tal de complacer los deseos de la princesa. Cuando creces, es decir, cuando eres un poco mayor te das cuenta que no existen tales príncipes y que solo hay unos pocos que los conocen; entonces te enamoras y piensas que la persona que has elegido es la persona con la que compartirás el resto de tu vida, pero entonces piensas: un momento: nada en esta vida es eterno.
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